La deuda eterna: el "Plan Brady" o la pequeña historia de una gran entrega

Pablo Rieznik

Resumen


La deuda externa constituye, como fenómeno histórico, una constante en la
economía nacional. En sus orígenes se identifica con la naturaleza misma de la
emergencia de la Argentina "independiente", es decir, como una colonia financiera del Reino Unido. No en vano el nombre del primer Presidente de la Nación -Bernardino Rivadavia- aparece asociado a uno de los préstamos internacionales que figuran en la antología de la usura moderna y cuyo acreedor era el banco Baring. Se trata de un préstamo que demoró décadas en ser saldado y por el cual se pagó el monto original multiplicado por siete veces. El carácter colonial del vínculo emergente con esta deuda quedó, entonces, a fines del siglo pasado, inmortalizado en una frase del ex-presidente Nicolás Avellaneda: "Los tenedores de bonos argentinos deben reposar tranquilos.
Hay dos millones de argentinos que economizarían sobre su hambre y sobre su sed para responder en una situación suprema a los compromisos de nuestra fe pública".


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